Diócesis de México
Iglesia Ortodoxa en América
O. C. A.
Mensaje Pascual de su Beatitud, el Metropolitano Tikhon

A los Venerables Pastores, a los Monásticos Amantes de Dios y a los Devotos Creyentes de la Iglesia Ortodoxa en América
Pascua 2013

 

"Celebramos la muerte de la muerte y la destrucción del infierno, el comienzo de otra vida que es eterna; y con alegría, cantamos alabanzas a su fuente. Él solo es bendito y el más glorificado, el Dios de nuestros Padres.¨ (Canon Pascual, Oda 7).


Muy Queridos en el Señor:


El misterio central de la Fe Cristiana es la gloriosa Resurrección de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo, por la que a la humanidad se le ofrece el don de otra vida, que es eterna. Este milagro de la vida divina y perpetua nos fue preparado de la manera más extraordinaria, ya que nuestro Señor lo llevó a cabo a través del sufrimiento voluntario
de Su Pasión, al ser clavado en la Cruz y al descender a la tumba y al infierno. 


Para el mundo, el sufriemiento representa algoque hay que evitar a toda costa. A la Cruz se le percibe como necedad, mientras que larealidad de la muerte es ignorada tan a menudo como sea posible. Pero Cristo toma las cosas mismas de las que el mundo tiene miedo y las usa, no solamente para revelar Sugloria y Su poder, pero para compartir aquel poder y aquella gloria con nosotros. Voluntariamente aguanta sufrimiento para librarnos de nuestro sufrimiento. Sube a la Cruz para traer alegría a un mundo que tan a menudo está envuelto en guerra, destrucción y odio. Pero Él de buena gana aguanta la muerte para que la pueda pisotear y para revelar que, en elSeñor Resucitado, la muerte no tiene ningún poder sobre nosotros. 


A lo largo de nuestras hermosas misas pascuales, cantamos sobre la gran paradoja de la vida eterna, revelada y realizada mediante la muerte; sobre la muerte, vestida con túnica de inmortalidad; sobre el Sol de la Justiciaque sale brillando de la tumba; sobre la muerte pisoteada por la muerte. Cristo, quien es la Vida misma,muere por nosotros, para que nosotros que estamos muertos podamos vivir. Ya no tenemos miedo de aquellas cosas de las que el mundo tiene miedo, porqueellas ya no tienen poder sobre nosotros. Como San Juan Crisóstomo nos hace recordar en su magnífica homilía pascual, ¨Nadie tenga miedo de la muerte, ya que la muertede nuestro Salvador nos ha librado. Él que fue prisionero de ella la aniquiló. Al descender al infierno, Él hizo el infierno cautivo.¨ 


Por consiguiente, alegrémonos en el Señor Resucitado y encontremos fuerzas para llevar nuestras propias luchas con coraje y esperanza, sabiendo que el Señor está siempre con nosotros. Y mientras celebramos el luminoso y alegre día de Su Resurrección, exclamemos con el Apóstol Pablo, ¨¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh infierno, tu victoria?¨ (I Corintios 15:55). Y todos tomemos parte en el Banquete de la Inmortalidad, la Fiesta de laFe, con alegría y gratitud. 


Con amor en el Señor Resucitado,


+ Tikhon
Arzobispo de Washington
Metropolitano de Toda América yCanadá

 

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