Diócesis de México
Iglesia Ortodoxa en América
O. C. A.
7 de Febrero

  • San Partenio, Obispo de Lampsaco en el Helesponto.
  • Venerable Lucas de Helás.
  • Los 1,003 Mártires de Nicomedia.
  • Nuevos Hieromártires Vladimir, Metropolitano de Kiev y Galich,  y Pedro Arzobispo de Vorónezh
  • Vasily (Basilio), Obispo de Priluk; Presbítero Esteban y Mártir Boris
San Partenio, Obispo de Lampsaco

San Partenio, Obispo de Lampsaco, era oriundo de la ciudad de Melitopolis (Al Noroeste de Asia Menor), en donde su padre Cristóbal servía como diácono.  El joven no había recibido una educación adecuada, y sin embargo aprendió las Sagradas Escrituras al asistir a los servicios de la iglesia. Teniendo buen corazón,  distribuía a los pobres el dinero que había ganado trabajando como pescador.


Lleno de la gracia de Dios, San Partenio desde la edad de dieciocho años sanó a los enfermos en el nombre de Cristo, expulsó demonios y obró otros milagros. Al enterarse de la virtuosa vida de este joven hombre, el Obispo Fileto de Melitopolis lo educó y lo ordenó como presbítero.


En el año 325, durante el reinado de Constantino el Grande, el Arzobispo Aquiles de Cizico lo hizo obispo de la ciudad de Lampsaco (Asia Menor). En esa ciudad había muchos paganos, y el santo entonces comenzó fervientemente a esparcir la fe en Cristo, confirmándola  a través de milagros y sanando a los enfermos.


La gente comenzó a apartarse de sus creencias paganas, y el santo fue ante el emperador Constantino el Grande para pedirle permiso de demoler un templo pagano y construir una iglesia cristiana en su lugar. El emperador recibió al santo con honores, y le dio un decreto autorizando la destrucción del templo pagano, y le suministró con los medios para construir la iglesia. Al regresar a Lampsaco, San Partenio mandó a demoler el templo pagano, y construyó una hermosa iglesia de Dios en la ciudad.   


En uno de los templos derribados, el santo encontró una losa de mármol, y pensó que esta sería adecuada para servir como altar. El santo ordenó que se comenzara a trabajar con el mármol, y que lo llevaran a la iglesia. Mas, a través de la malicia del demonio, quien se enfureció porque quitaron aquella losa del templo pagano, el carruaje en la que la llevaban se volteó y mató al conductor Eutiquio. San Partenio le regresó la vida a través de su oración y avergonzó al demonio, el cual quería frustrar las obras de Dios.  


El santo era tan compasivo que no le negaba la salvación a nadie de los que venían a él, o que por casualidad conocía en el camino, ya fuera que sufrieran de enfermedades corporales o fueran atormentados por espíritus impuros. La gente incluso dejo de ir a los médicos, ya que San Partenio sanaba a los enfermos gratuitamente. Con el magno poder del nombre de Cristo, el santo venció las huestes demoniacas que estaban en la gente, en sus casas, y en las aguas del mar.


Una vez, el santo se preparaba para expulsar un demonio de cierto hombre, quien había sido poseído desde su niñez. El demonio comenzó a implorar al santo que lo hiciera. San Partenio lo prometió al espíritu malvado que le daría el cuerpo de otro hombre para que viviera allí. Y el demonio le preguntó “¿Quién es ese hombre?” Y el santo le respondió. “Puedes morar en mí, si así lo deseas”


El demonio escapó como si hubiera sido quemado por el fuego, exclamando, “¿Si solo verte es un tormento para mí, como me he de atrever a entrar en ti?”


Habiéndole mostrado a la gente el gran poder de la fe en Cristo, el santo convirtió a la multitud de idolatras al verdadero Dios.


San Partenio murió pacíficamente y fue sepultado solemnemente junto a la Catedral de Lampsaco la cual él había construido.

 

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