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27 de Enero

  • Traslado de las Reliquias de San Juan Crisóstomo, Arzobispo de Constantinopla
Traslado de las Reliquias de San Juan Crisóstomo

Este gran maestro ecuménico y jerarca murió en la ciudad de Comana en el año 407 cuando iba en camino a su lugar de exilio. Había sido condenado por las intrigas de la emperatriz Eudoxia por atreverse a denunciar los vicios que regían a Constantinopla. La transferencia de sus venerables reliquias se llevó a cabo en el año 438, treinta años después de la muerte del santo durante el reinado del hijo de Eudoxia, el emperador Teodosio II (408-450).


San Juan Crisóstomo tenía un cálido amor y profundo respeto por las personas, y la tristeza por su prematura muerte vivía en los corazones de los cristianos. El discípulo de San Juan, San Proclo, Patriarca de Constantinopla (424-447), durante los servicios en la Iglesia de Santa Sofía. Predicó un sermón de alabanza a San Juan. Él dijo, “Oh  Juan, tu vida estuvo llena de aflicción, pero tu muerte fue gloriosa. Tu tumba es bendita y grande es la recompensa, oh agraciado, por la gracia y misericordia de nuestro Señor Jesucristo, ¡has vencido los límites del tiempo y el espacio! El amor ha vencido al espacio, la inolvidable memoria ha aniquilado los límites, y el espacio no puede contener los milagros del santo.”
Aquellos que estaban presentes en la iglesia, profundamente conmovidos por las palabras de San Proclo, no le permitieron terminar su sermón. Y unánimes comenzar a pedir para que el Patriarca intercediera ante el emperador, para que las reliquias de San Juan fueran devueltas a Constantinopla.


El emperador, abrumado por san Proclo, dio su consentimiento y órdenes para transferir las reliquias de San Juan. Pero aquellos que fueron enviados con este fin, fueron incapaces de levantar las santas reliquias hasta que el emperador se dio cuenta de que había enviado a los hombres a traer las reliquias de Comana a través de un edicto, en lugar de haberlo hecho con una oración. El emperador escribió una carta a San Juan, pidiéndole humildemente que perdonara su audacia, y que regresara a Constantinopla. Después de que el mensaje fue leído en la tumba de San Juan, les fue fácil levantar las reliquias, y lo subieron a una barca y finalmente llegaron a Constantinopla.  


El ataúd con las reliquias fue colocado en la Iglesia de la Santa Paz (Hagia Eirene). Cuando el Patriarca Proclo abrió el ataúd, se encontró con que el cuerpo de San Juan estaba incorrupto. El emperador se acercó al ataúd con lágrimas, pidiendo perdón para su madre, quien había exiliado a San Juan. Nadie abandono el ataúd por todo el día y toda la noche.


Por la mañana el ataúd fue llevado a la Iglesia de los Santos Apóstoles. La gente exclamaba, “Padre, toma tu trono.” Después el Patriarca Proclo y el clero que estaba junto a las reliquias vieron a San Juan abrir su boca y decir, “Paz a todos.” Muchos enfermos fueron sanados al visitar su tumba.


La celebración del traslado de las reliquias de San Juan Crisóstomo fue establecida en el siglo IX.

 

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